Alice Phoebe Lou

Parece una broma fácil porque es hija de cineastas dedicados al mundo del documental, pero la vida de Alice Phoebe Lou va camino de merecer un documental. Nació en Sudáfrica hace 27 años y a los 14 ya estaba haciendo fotos en conciertos, aunque para entonces ya tocaba el piano y había aprendido a coger la guitarra por su cuenta. 

Con 17 pasó sus vacaciones de verano en París para visitar a una pariente, pero le gustó tanto la ciudad que convenció a una amiga para mudarse juntas allí. Tras una temporada en Francia, volvió a casa para regresar poco después a Europa. Empezó a ganar algo de dinero cantando en las calles de Ámsterdam y Berlín y ya se sabe que allí no hay campañas ni artimañas que valgan: o atrapas o el público pasa de largo.

Dos discos después, los escenarios a los que se sube ya no son los de cualquier acera, pero la esencia es la misma. Alice Phoebe Lou canta y quien está enfrente queda atrapado por su canción de autora, pop en su pegada y jazzy en su espíritu. 

Volverá a pasar con la llegada de Glow, su tercer álbum, un trabajo nacido de una cuarentena, a todas luces un contexto muy extraño para una artista que ha girado sin parar por todo el mundo. Pasó más tiempo que nunca a solas consigo misma, se distanció de sus amistades, se afeitó la cabeza. Y vertió sus “sentimientos, experiencias y realizaciones más personales” en Glow, el disco que la devolverá al escenario.